María Gil-Casares Gasset, Profesora de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense
Una estructura demasiado vertical o compleja, dificulta los flujos de información ya que una parte puede perderse o distorsionarse. Otro ejemplo puede darse con las filiales, que al encontrarse distantes en el espacio, su colaboración debería estrecharse para evitar esta causa.
Un estilo autocrático propicia la falta de comunicación ascendente y todo tipo de retroalimentación, siendo el temor por la pérdida de poder el principal motivo. La dinámica cultural de colaboración entre compañeros y departamentos puede representar una barrera de difícil superación.
Los conflictos entre diferentes empleados o equipos en la organización hacen que la información no fluya y se vea distorsionada.
La elección equivocada de los canales y herramientas usados en la comunicación puede llegar a ser un elemento clave en el fracaso comunicativo. En este apartado, Internet y sus diferentes usos según rango de edad o habitualidad en su uso, pueden representar un claro ejemplo.
Esta causa está asociada normalmente a la falta de información, por lo que entre empleados podría crear rumores y distorsionar el mensaje original.
Otro error puede ser la falta de formación de los empleados para que generen una comunicación efectiva y formal en los momentos clave.
La retroalimentación en estos casos puede ser vital para futuras comunicaciones internas. Habitualmente no se controla el correcto recibimiento del mensaje, junto con su completa compresión, por lo que puede que no se realice de la mejor manera posible.
Por último, la cultura de confianza con la empresa y su equipo directivo, ayudara a que cualquier tipo de comunicación interna consiga el éxito
Dichas causas están todas condicionadas por el propio cuerpo del mensaje, la fiabilidad del origen y el entendimiento y asimilación por parte del destinatario principal, siendo condicionante para el resto de variables. La importancia de la comunicación interna es reconocida desde que los equipos de Capital Humano han profesionalizado su campo de actuación, involucrándose en los servicios estratégicos para la organización.